Como cada año, hace ya cosa de un mes que la más pequeña de las rapaces nocturnas que habita en nuestro país emprendió su migración hacia África central, hablamos de los autillos (Otus scops).

Ya han empezado a bajar las temperaturas y las frías noches madrileñas no serían aptas para esta diminuta rapaz, que con su entre 75-100 gramos no es capaz de mantener su calor corporal a pesar de su plumaje. Por otro lado la escasez de alimentos para una animal que se alimenta principalmente de insectos es determinante para emprender un larguísimo viaje buscando el buen tiempo y la abundancia del hemisferio sur.

El problema lo tienen aquellos autillos que no han logrado recuperarse de sus lesiones a tiempo para realizar un viaje de miles de kilómetros y tienen que pasar el invierno en nuestro centro. Para ello acondicionamos una instalación cerrada pero bien iluminada, que reúne las condiciones de temperatura y humedad adecuadas para que estos pacientes se sientan como en África.

El año que viene, una vez pasado el invierno, saldrán a una nave exterior, donde se ejercitarán para ponerse a punto y en poco tiempo podrán buscar su propio territorio para criar y volver a África.