El pasado miércoles día 6 de Diciembre nos llevamos una sorpresa no del todo placentera, un autillo europeo (Otus scops) por suerte sin lesiones graves pero muy delgado y deshidratado. No nos llamaría la atención si no fuese porque esta especie realiza todos los años una migración desde Europa a África, su zona de invernada, y que en esta época del año no debería estar aquí.

Las suaves temperaturas que hemos padecido durante todo el otoño han podido ser las causantes de la desorientación de este animal. Inevitablemente, con la llegada del frío desaparecen los insectos, base alimenticia de los autillos, llevándoles a la desnutrición. Esperamos que esta sea una excepción a la regla y que la inmensa mayoría hayan encontrado su camino a África.

Sin duda podemos estar ante otro de los indicadores de los estragos que causa el cambio climático. Cada año es más caluroso y seco que el anterior, con inviernos muy extremos y cortos. Debemos concienciarnos de la situación tan grave que estamos sufriendo y que si no ponemos remedio va a empeorar exponencialmente. Sabemos que es un tema delicado abordar el modelo energético, de movilidad, alimenticio, medioambiental… pero habría que planteárselo seriamente antes de que sea demasiado tarde.