Los pollos de lechuza común (Tyto alba) han sido criados en cautividad a partir de parejas irrecuperables, animales que por sus lesiones no pueden valerse por si mismos en la naturaleza y por tanto no liberables. Se separan de los padres con aproximadamente 28 días de edad, realizándose en ese momento el marcaje de los animales (anilla metálica oficial numerada). Se toman también diferentes muestras con objeto de realizar controles sanitarios, y evidenciar el buen estado de los animales.

A esta edad, son capaces de comer solos el alimento que se encuentre en su caja nido. También son capaces de termorregular por sí mismos y han desarrollado una impronta adecuada con su especie. Sólo entonces se introducen en la caja nido.

Diariamente se les suministra alimentación suficiente sin que puedan vernos (por un cajón, a través de una pequeña abertura, etc.). El alimento debe ser natural y aportar todos aquellos nutrientes necesarios para un perfecto desarrollo de los pollos. Consiste fundamentalmente en rata o ratón. Cada pollo necesita diariamente 3 ratones o una cantidad equivalente de rata.

Cuando los pollos alcancen 50 días de edad y estén completamente desarrollados se disminuye ligeramente la cantidad suministrada, pues ya comen menos. Si se cuenta con algún sistema de monitorización (cámara, mirilla) es conveniente registrar diariamente el número de pollos presentes, así como la comida sobrante (para ajustar en lo posible la suministrada).

A los dos meses de vida comienzan a salir de la caja nido. Ésta nunca ha estado cerrada, de modo que cada ejemplar decide por sí mismo cuándo está listo para dar su primer vuelo. A esta edad es útil realizar observaciones nocturnas desde el exterior para contemplar las idas y venidas de los ejemplares. Su inexperiencia suele provocar que se desorienten durante los primeros días, pudiendo perderse y tardar algunos días en encontrar de nuevo el hacking.

Uno de los factores de los que depende el éxito del proceso es la tranquilidad. Para motivar el regreso diario, la caja debe resultar segura para sus ocupantes, por tanto deben minimizarse las molestias (fundamentalmente acceder a su interior o asustarlos de cualquier modo). Si encuentran la caja poco segura, una parte o todos los jóvenes no vuelven a descansar sino que permanecen durante el día en las proximidades entrando sólo durante la noche para alimentarse.

 

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Poco a poco, los jóvenes irán intentando cazar de modo instintivo, perfeccionando su técnica. Comenzarán entonces a visitar menos la caja nido, y dependerán en menor medida de la comida que cada día se sigue suministrando. Cuando se hace evidente que ya no dependen de nuestra ayuda, se interrumpe el suministro de comida y se da por finalizado el proceso.

La caja de hacking puede ser mantenida en el lugar para que pueda ser utilizada en años siguientes como lugar de reproducción.