Hoy viernes 31 de Octubre, los tres últimos pollos de lechuza común (Tyto alba) nacidos en Brinzal, van a ser introducidos en un hacking en Estremera de Tajo (Madrid), para terminar su desarrollo. Pero no sólo se nos van estos pollos, la especie entera parece estar abandonándonos. La lechuza desaparece de nuestros campos y parecemos no darnos cuenta. Las lechuzas son animales muy oportunistas, que pueden reproducirse en cualquier momento, y hacer más de una puesta al año si las condiciones (abundancia de comida) son buenas. En Brinzal, donde disponen de la cantidad de comida que quieran, hacen tres puestas o incluso más. Fruto de esta increíble capacidad para reproducirse, hemos obtenido este año 92 huevos de lechuza. A las tres parejas que dispusimos para reproducirse, se le sumó una instalación en la que introdujimos tres supuestas hembras de las que obtuvimos huevos sin fecundar… pero algunos fecundados!!. Esta cifras contrastan, tristemente, con otras; las que hablan de las lechuzas silvestres. En todo el año, tan sólo tres han ingresado procedentes de la Comunidad de Madrid. Casualmente el mismo número que liberamos hoy. Que ingresen pocas lechuzas no es un reflejo de ausencia de problemas; más bien al contrario. Quedan muy pocas en nuestros campos. Las razones de este declive se encuentran en la pérdida global de hábitat, especialmente el agrícola. Los cultivos se abandonan, la gestión intensiva los hace poco o nada atractivos para la fauna en general y para las lechuzas en particular… todo ello agravado por los atropellos. Desde Brinzal aportamos nuestro granito de arena en la búsqueda de hábitats adecuados para estas especies, que como el mochuelo (Athene noctua) o la Lechuza son dependientes de los sistemas agrícolas, con proyectos como Un Mochuelo en cada Olivo o AgroSOStenible.