Durante el paso migratorio muchas especies sufren choques contra ventanas, un problema grave que pasa desapercibido para muchos, pero que tiene consecuencias reales para las poblaciones de aves. Esta situación es especialmente preocupante en especies de aves paseriformes como el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), que en esta época del año —en paso— utiliza hábitats muy variados, incluidos jardines, parques y bordes boscosos, donde las ventanas de viviendas e infraestructuras pueden suponer trampas mortales.
Por qué ocurren los choques contra ventanas
Reflexión y transparencia del cristal
Los cristales reflejan vegetación, cielo o árboles, e incluso pueden ser transparentes al punto de que el ave vea a través de ellos lo que hay detrás como si fuera una vía libre. En muchas ocasiones los ventanales engañan al ave haciéndole creer que puede volar en ese espacio, lo que provoca el choque. Este efecto se ve acentuado cuando hay vegetación cerca, o cuando la ventana da a un jardín o parque, pues el reflejo crea la ilusión de continuidad del hábitat.
Especies de paso y vulnerabilidad del papamoscas cerrojillo
El papamoscas cerrojillo es una especie paseriforme que cría en zonas montañosas y que durante la época de paso (que comienza en septiembre) aparece en muy diversos hábitats. Cuando está en paso, su familiaridad con el entorno es menor, lo que aumenta el riesgo de choques contra ventanas. En estudios realizados se ha encontrado que especies migratorias como el papamoscas cerrojillo forman parte de las más afectadas por las colisiones en fachadas urbanas o edificios con cristales.
Qué podemos hacer para reducir los riesgos
Identificar los puntos negros, es decir aquellas ventanas que más reflejan vegetación o que quedan frente a espacios arborizados, jardines o parques, sobre todo donde haya comederos, cajas-nido u otros elementos que atraigan aves.
Hacer visible el cristal mediante vinilos, adhesivos, o láminas con patrones que interrumpan por completo la superficie del vidrio para que los reflejos sean menos engañosos. Se recomienda que los espacios sin rotular no sean mayores que el tamaño de una palma de mano de adulto.
Evitar ventanas espejadas, usar vidrio serigrafiado, incorporar diseños o films anti-colisión, especialmente en edificaciones nuevas o rehabilitaciones. Durante el paso migratorio, reducir la iluminación nocturna en edificios, marquesinas, etc., ya que las luces llaman a las aves y pueden aumentar el riesgo de que se dirijan hacia cristales peligrosos.
Si encuentras un ave al que le haya podido pasar, llama cuanto antes al centro de recuperación más cercano.
No solo ventanas
Un caso especialmente problemático son las pistas de pádel con cerramientos de cristal y las pantallas acústicas transparentes en carreteras y vías de tren. Estos elementos actúan como auténticos muros invisibles para las aves, provocando numerosos choques al reflejar cielo y vegetación o al simular un paso libre. Su diseño debería incluir sistemas de señalización visual que hagan el vidrio perceptible para las aves, evitando así que se conviertan en trampas mortales.
Brinzal es una organización sin ánimo de lucro declarada de Utilidad Pública dedicada a la defensa del medio natural desde 1986.
Apoya nuestros proyectos y colabora con nosotros Aquí