La tarde del domingo 9 de noviembre recibimos una llamada de los Agentes Forestales de Madrid: les habían entregado un autillo. Con estos fríos… ¡Un autillo!. Tras recogerlo para trasladarlo a Brinzal enseguida nos dimos cuenta de que se trataba de un animal que venía de cautividad. Su mansedumbre y estado del plumaje así lo indicaban.

Desgraciadamente, no es la primera rapaz nocturna que ingresa en estas circunstancias. Es verdad que en los últimos años se ha conseguido una sensibilización suficiente como para que disminuyan los expolios de nidos, o como para la gente que encuentra un animal silvestre busque un lugar como Brinzal en el que entregarlo. Pero también es cierto que últimamente proliferan las personas que llaman porque “no sé qué especie es, pero ya ha crecido suficiente y creo que se podría soltar, era para que le echarais un vistazo”. Ante estas llamadas, siempre intentamos hacer comprender a las personas que los animales salvajes necesitan mucho más que comer y crecer para poder volver a ser libres. Pero ¿cuántas personas liberarán sin más a estos pobres animales tras haberlos criado en casa?

Esperamos poder avanzar un poco más en la sensibilización de la sociedad y en su cultura. Nosotros aportaremos cuanto podamos.