No es otro que la liberación de nuestros pacientes a la naturaleza. Después de meses de rehabilitación, cuidados, aprendizaje y musculación, los inquilinos temporales de nuestro centro son liberados.

Para nosotros, así como para sus padrinos y madrinas es el momento de mayor felicidad, donde podemos comprobar que el trabajo de tantos meses y tanta gente obtiene recompensa.

Esa mirada ansiosa, que en cuestión de segundos reconoce el terreno de su nuevo hogar a la espera de que su padrino o madrina le dé el último impulso hacia lo salvaje y que llena de emoción a todos los presentes. Ese instante en que igual de nerviosos animal y madrina o padrino se miran y posan para las fotos. Ese vuelo que llena los corazones de esperanza tanto de los que nunca han presenciado una liberación como de los que llevamos decenas de ellas.

Sin duda alguna es el momento más especial y lo es gracias al esfuerzo de mucha gente. El personal de nuestro centro, incluyendo voluntari@s y alumn@s de prácticas, que preparan la comida, limpian las instalaciones o recogen a la rapaz herida en cualquier parte de Madrid. También a quien llama o trae al animal herido, que con su compromiso hace posible poder ayudar a estos animales. Y por supuesto los padrinos y madrinas, que además de ayudar económicamente a su ahijado, permiten el tratamiento y la manutención de muchos otros. Además forman un vínculo muy fuerte con el animal al que han liberado, a pesar de saber que no lo volverán a ver, lo que por otro lado es buena señal.

Seguiremos liberando búhos, mochuelos, cárabos, autillos y demás siempre que nos sea posible y sólo vosotros con vuestro apoyo y vuestra aportación podéis hacer posible que estas imágenes se repitan año tras año. Podéis colaborar de muchas formas, visitad nuestra tienda online e informaos. ¡Gracias!

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Foto: Alex Grande