Llega el verano, la “temporada alta” en el centro de recuperación y de entre todos los animales que ingresan destacan por varias razones los volantones de autillo (Otus scops). Una de las razones es su número (llegan más de cien todos los veranos…) y otra de ellas es el problema con el que se encuentran en los parques de nuestra ciudad.

La mayor parte de los pollos de autillo de la ciudad de Madrid se ven afectados por una enfermedad infecciosa caracterizada por la presencia de placas necróticas en la zona de la boca (tanto interna como externamente) que les impiden alimentarse normalmente. Como resultado, la productividad de la especie en Madrid es prácticamente nula, pues la mayoría de los pollos mueren de inanición. Esta enfermedad fue detectada en 1997, cuando ingresaron en Brinzal los primeros ejemplares afectados, y desde entonces el número de casos ha ido aumentando año tras año elevándose la cifra hasta los 250 a día de hoy.

Desde Brinzal luchamos activamente contra esta enfermedad, tratando a todos los autillos que llegan con esta afección, con resultados favorables en la mayoría de los casos. Pero queremos ir más allá y acabar con un problema que lleva demasiado tiempo afectando a los sacrificados padres que, después de su largo viaje desde el continente africano, ven como su prole muere sin remisión. Para ello llevamos años investigando con el objetivo de detectar el origen de tan cruel enfermedad endémica de nuestra ciudad. Ya sabemos que lo que la causa es un parásito interno.

Sospechamos que lo adquieren por la alimentación, es decir, lo que comen los autillos de Madrid (invertebrados, fundamentalmente) está infectado por ese parásito y esta es la vía por la que se instala en los pequeños pollos causándoles la enfermedad. Seguiremos estudiando y esperamos dar pronto con las claves que permitan diseñar medidas que puedan hacerla desaparecer.