El proyecto Aprender a ser un búho se realiza con el apoyo de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura e Interior y de la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales de la Comunidad Autónoma de Madrid.

Cada año, ingresan en el Centro de Recuperación de Rapaces Nocturnas de Brinzal alrededor de 2500 ejemplares. De estos, cerca del 40% son pollos. Algunos se caen del nido prematuramente o aparecen tras la destrucción de su nido en una poda o una obra.  Otros son volantones, pollos algo más crecidos que ya no permanecen en el nido y deambulan por los alrededores hasta que son capaces de volar. En las especies de rapaces nocturnas (salvo en la lechuza común) es su forma natural de desarrollarse. Aunque ya no estén en el nido, siguen al cuidado de sus padres. Sin embargo, es frecuente que caigan al suelo y sean recogidos por personas bienintencionadas pensando que están abandonados. En otras ocasiones aparecen en lugares donde entran en conflicto con el ser humano (colegios, piscinas municipales, parques muy concurridos, etc.). Gran parte de ellos llegan a Brinzal, donde se les realiza un completo chequeo veterinario y, si es necesario, el tratamiento adecuado para su recuperación. Para poder garantizar su supervivencia deben aprender a ser un búho antes de su liberación.

Imagen Aprender a ser un búho cárabo

IMPRONTA

Durante el tiempo que pasan en el centro, es muy importante que no se acostumbren al ser humano y que aprendan a que especie pertenecen (lo que se llama impronta); así, su desarrollo psicológico será el adecuado y podrán volver a la naturaleza. Por eso es tan importante avisar lo antes posible para que pase el menor tiempo posible entre seres humanos. Por suerte, contamos con la ayuda de las «nodrizas», ejemplares adultos irrecuperables a los que la gravedad de sus lesiones no ha permitido volver a ser libres. Actúan como padres adoptivos de los pequeños búhos, alimentándoles y enseñándoles lo necesario para que no tengan problemas de comportamiento. Los pollos deben aprender a ser un búho y sólo adultos de su especie pueden enseñarles.

Imagen Aprender a ser un búho autillo

PREPARACIÓN PARA LA LIBERTAD

Además, un aspecto importante sobre todo en determinadas especies, como los mochuelos, del que carecen al crecer en cautividad, es el reconocimiento de sus posibles depredadores. En Brinzal reciben el entrenamiento necesario para que sepan reaccionar ante la presencia de otras rapaces o de carnívoros terrestres, con lo que mejora sustancialmente su preparación para la vida en libertad. Por eso es tan importante aprender a ser un búho antes de que vuelvan a la libertad.

Otra importante labor en la que contamos con la ayuda de los irrecuperables es la cría en cautividad, fundamentalmente con lechuza común. Todos aquellos pollos nacidos en cautividad en nuestro centro se liberan en el medio natural, lo que ayuda a reforzar las poblaciones naturales de la especie en determinadas zonas.

Imagen Aprender a ser un búho Búho real

 

El proyecto Aprender a ser un búho se realiza con el apoyo de:

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