En las instalaciones del Centro de recuperación de rapaces nocturnas de Brinzal se lleva a cabo el programa de cría en cautividad de Lechuza común. También es habitual la reproducción de Mochuelo. No suele ser tan común, pero en ocasiones llegan huevos del exterior, bien por incautación o por retirada de puestas de algún sitio no viable.

El proceso de cría se desarrolla en nuestras instalaciones de forma natural, se encuentran separadas por parejas. Se realiza sólo y exclusivamente con animales irrecuperables.

El emparejamiento, la cópula y la mayor parte de la crianza se llevan a cabo por los progenitores. Únicamente intervenimos durante la incubación y los primeros días de vida de los pequeños pollos,  para evitar problemas en las etapas más delicadas.

Reproductores

Todos los reproductores son individuos silvestres irrecuperables. Ejemplares incapacitados para sobrevivir en la naturaleza debido a no haberse conseguido su total recuperación, habitualmente referida a su capacidad de vuelo.

Cada ejemplar es objeto de una revisión y controles sanitarios antes y después de cada temporada de cría. 

Sistema de cría en cautividad

Cuando se estima un mínimo de 7-10 días de incubación para el último huevo puesto, se extraen los huevos para su incubación artificial, sustituyéndolos por otros artificiales si no deseamos provocar puestas de reposición.

Los huevos son incubados siguiendo protocolos habituales de incubación. Tras su nacimiento son devueltos a los adultos para que completen su crianza.

Instalaciones para cría en cautividad

Tenemos 8  instalaciones destinadas a cría en cautividad con diferentes dimensiones 2×2 m. y 4×2 m. Estas instalaciones cuentan con cajas nido específicas para cada una de las especies con las que se realiza la cría en cautividad.

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Incubación

Retirada de huevos

Proceso sumamente delicado, que se realiza con máxima precaución, lo más rápido posible y en silencio para reducir al máximo el estrés de los progenitores.

Los huevos se retiran cuando todos los huevos han recibido al menos 7 días o un tercio del total de días de incubación natural. Con un menor tiempo de incubación natural, el peso del huevo no suele evolucionar correctamente.

Se revisa al menos una vez como va la puesta en las instalaciones, anotando fecha y número de huevos observados. Teniendo en cuenta que suelen poner un huevo cada dos días y conociendo el número habitual de huevos por puesta de cada especie, podremos estimar la fecha de puesta del último huevo y 7 días después retirar la puesta completa.

Estos huevos se pueden sustituir por otros artificiales, o retirarlos para que hagan una puesta de reposición.

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Procesamiento de huevos

Se trata de la primera toma de contacto con los huevos. Se recaba toda la información posible de los mismos para poder llevar a cabo un seguimiento correcto de todo el proceso de incubación. 

Cada huevo lleva asignado un número de historial. Se retira la materia orgánica que puede haber adherida a la cáscara. Posteriormente,  se toman medidas de las dimensiones de cada huevo con un calibre digital (longitud y anchura), y del peso con una báscula de precisión. Con estos datos se elabora una ficha individual, en la que se incorporan datos sobre la evolución con el transcurso de los días, datos de manejo e incubadora en la que se deja el huevo.

En el procesamiento inicial de huevos y posteriormente durante el seguimiento de toda la incubación se realizan observaciones del interior del huevo. Se trata de una técnica llamada “candling”, que consiste en acercar el huevo a una fuente de luz u “ovoscopio” para poder ver el estado de desarrollo, el estado de desarrollo de membranas, la cámara de aire y la posición del embrión. Durante el “candling” también se toma nota de si el huevo tiene alguna grieta o desperfecto en la cáscara.

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Seguimiento de huevos

Los dos factores más importantes que se controlan durante la incubación artificial de huevos son: la temperatura y la pérdida del peso del huevo. Se trata de factores fundamentales para el correcto desarrollo del embrión por lo que merecen toda nuestra atención y cuidado.

La temperatura óptima es de 37,3-37,5 ℃, pero esto varía entre especies. Normalmente cuanto menor es el tamaño del huevo más temperatura suelen necesitar. Nosotros utilizamos como temperatura en nuestras incubadoras 37,3 ℃. Para la pérdida de peso del huevo, se toma como referencia el 15 % durante todo el periodo puesta-pip. Esta pérdida se puede regular variando las condiciones de humedad relativa de las incubadoras. 

La tasa de pérdida de peso se visualiza en una gráfica. Se realizan seguimientos con diferentes frecuencias (dependiendo del tipo de huevo) para así poder monitorizarlo. Si algún huevo no está perdiendo peso de forma correcta, se revisa con mayor frecuencia para poder realizar las actuaciones pertinentes. La regulación de pérdida de peso se realiza gracias a la variación del gradiente de humedad para poder aumentar o disminuir la pérdida (mayor humedad relativa para huevos que pierden demasiado peso y menor para aquellos que pierden a poca velocidad). En nuestro caso utilizamos diferentes incubadoras con diferente gradiente de humedad.

Nacimiento

Los huevos pasan a la nacedora. En este aparato las condiciones son diferentes que en las incubadoras, la temperatura está en torno a los 37 ℃. La humedad tiene que ser mayor que en las incubadoras para propiciar que el nacimiento del pollo se produzca dentro de la normalidad.

Permanecen aquí 8-12 horas más o hasta que aparezcan las primeras heces, lo que indica que su sistema digestivo es funcional y puede empezar a comer. En este momento, se devuelven a sus padres, que hasta el momento incuban un huevo artificial.

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Crianza temprana 

En caso de requerir crianza manual, los animales se alojan en criadoras con una moderada humedad relativa, y temperatura máxima de 36,5, dependiendo de la edad de los pollos, que se va reduciendo paulatinamente. En el interior de la criadora se dispone una lámina de césped artificial, dando al pollo la oportunidad de buscar diferentes zonas de temperatura, pegarse a sus hermanos, etc. De cualquier modo, e independientemente de la edad, la temperatura se ajusta regularmente a través de la percepción del grado de confort mostrado por los pollos. 

Son alimentados 4 veces/día en cebas separadas 4 horas entre sí.

La crianza a mano se prolonga hasta un máximo de 13 días (7 días en especies pequeñas). A esta edad, da comienzo el periodo de impronta y continuará hasta el mes de vida. Por ello, es fundamental que durante este periodo los críen ejemplares de su especie. 

Crianza posterior 

Disponemos de parejas e individuos nodrizas y reproductores de todas las especies que se reproducen en nuestra comunidad. Se trata de ejemplares irrecuperables, no liberables, debido a taras físicas o comportamentales. Se trata de hembras improntadas que ponen huevos, machos con comportamiento territorial, parejas que no se reproducen pero muestran comportamiento territorial o parejas reproductoras. 

Dependiendo de las necesidades del pollo, que vienen determinadas por su edad, se transfieren a la instalación adecuada. Así, los ejemplares que necesitan ser incubados se dejan al cuidado de hembras que están incubando. Los pollos de mayor edad que están fuera del nido de manera natural quedan al cuidado de ejemplares macho aunque no se hayan reproducido.

Utilizar adultos irrecuperables para la crianza de los jóvenes es el mejor método para promover una impronta adecuada. Durante un periodo crítico en su desarrollo, las aves aprenden a reconocer a sus progenitores (imprinting filial) y a la especie a la que pertenecen y con la que emparejarse (imprinting sexual). La formación correcta de una impronta adecuada en animales que se van a liberar, se manifiesta incluso en el miedo ante los depredadores, la capacidad para emparejarse, incubar o cuidar a los pollos. 

La impronta se determina en un periodo temprano del desarrollo y una vez fijada es de difícil reversibilidad. La extensión de dicho periodo depende de, entre otros muchos factores, la “potencia” con que esta huella haya sido fijada. Existe cierta predisposición a improntarse a estímulos naturales frente a los que no lo son. Así mismo, en algunas especies está demostrado que la huella queda mucho más fijada cuando participan dos progenitores en el cuidado en lugar de uno solo. El estímulo que desencadena este especial aprendizaje es la imagen y los sonidos que emite el progenitor, pero también desarrollan impronta hacia los hermanos, extendiéndose el proceso algunas semanas más. 

Liberación

Reforzamiento poblacional, en zonas de elevado interés, mediante ejemplares criados en cautividad

Las poblaciones de Mochuelo europeo (Athene noctua) y Lechuza común (Tyto alba) en el centro peninsular han disminuido drásticamente en las últimas décadas. Especialmente delicada es la situación de la lechuza en la Comunidad de Madrid. Desde Brinzal llevamos más de 10 años ejecutando proyectos de  conservación dirigidos a las especies dependientes de medios agrarios, como “Un Mochuelo en cada Olivo”, “AgroSOStenible” o las diversas fases del “Proyecto Alba”. 

Con el objetivo de reforzar las poblaciones silvestres de estas especies, los ejemplares nacidos en el programa de cría en cautividad, se liberan en áreas propicias, sujetas a gestión agrícola sostenible, por su mayor riqueza en recursos tróficos, y así optimizar las posibilidades de supervivencia de los pollos.

En el caso de los ejemplares de Lechuza, todos los pollos nacidos en nuestro programa de cría en cautividad, se liberan mediante la técnica de hacking o liberación campestre, ya que en especies nidícolas, con un período de emancipación largo y fuerte inversión parental, se recomiendan técnicas más sofisticadas que la liberación directa. El objetivo de esta técnica es establecer una dependencia entre los individuos liberados y el lugar de suelta, al menos durante un período crítico. En Brinzal lo utilizamos fundamentalmente con los ejemplares de Lechuza Común de nuestro programa de cría en cautividad.

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Seguimiento

Todas las aves se liberan equipadas con una anilla metálica oficial. A pesar de que el número de aves cuya anilla se recupera posteriormente es muy bajo, este sistema es sencillo, barato y, si se es metódico y escrupuloso en la recogida y almacenamiento de datos, permite obtener información muy útil a nivel individual.

Para un seguimiento más personalizado usamos emisores de radiofrecuencia. Este sistema es menos accesible, no sólo por el precio de los emisores, sino por el coste en recursos humanos necesario. Por ello, sólo algunos animales se equipan con radioemisor.

Además, gracias a la colaboración con la Societat Valenciana d´Ornitologia (SVO), algunos de los ejemplares que liberaremos mediante la técnica de hacking el próximo año serán equipados con emisores vía satélite. 

Otro tipo de técnicas de seguimiento e individualización de tipo visual (anillas de lectura a distancia, marcas alares, etc.) son de uso muy limitado en estas aves.

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