Este año que dejamos ha tenido un claro protagonista, el coronavirus. Aun así, hemos hecho todo lo posible para que no se resintiera nuestra labor de recuperación de fauna herida, en la conservación del medio natural y en la sensibilización de la población de la importancia de proteger nuestro planeta.
El año comenzó con buen pie, ya que arrancaban dos proyectos de conservación muy ambiciosos, el proyecto Restauración de hábitat para polinizadores y estudio del efecto de su declive en consumidores secundarios, conocido como Misión: Polinizadores, que se desarrolla con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, y el proyecto Estudio de los factores limitantes y construcción de un modelo espacial predictivo para la conservación de rapaces nocturnas con tendencias poblacionales regresivas: le lechuza común y el mochuelo europeo , conocido como Proyecto Alba (Fase3), que se desarrolla con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad, con el apoyo de la Convocatoria de Medioambiente Desarrollo Sostenible de Fundación Montemadrid y Bankia y con el apoyo de la VI edición del programa solidario «Tú Eliges» de Cecabank. Con mucho esfuerzo hemos ido cumpliendo los objetivos marcados para este año y esperamos hacer lo mismo el año que viene, ya que ambos tienen una duración de dos años. Además de estos proyectos hemos realizado diferentes trabajos de asesoría ambiental y hemos colocado decenas de cajas nido para las distintas especies de rapaces nocturnas.
La llegada de la pandemia nos obligó a cambiar nuestros métodos de trabajo, ya que durante los meses de confinamiento no pudimos contar con nuestro valioso equipo de búholuntari@s, lo que multiplicó el trabajo para el resto del equipo, que por turnos de dos personas y extremando las medidas de seguridad, conseguimos sacar adelante el centro sin desatender los ya mencionados proyectos de campo. Más adelante y hasta hoy hemos podido reactivar el búholuntariado pero de manera muy reducida. También hemos tenido que prescindir del alumnado de prácticas.
Como todo el mundo, nos hemos tenido que adaptar a las nuevas tecnologías utilizando plataformas para realizar reuniones online e impartir charlas y conferencias. Además, nos hemos tenido que acostumbrar al uso de mascarillas y geles hidroacohólicos y multiplicar el uso de desinfectantes.
Este año hemos recibido unos 2075 animales heridos o huérfanos de los cuales 271 han sido rapaces nocturnas. Hemos conseguido recuperar 152 rapaces nocturnas y 1036 en total.
Por suerte, hemos seguido contando con el apoyo de mucha gente que desde sus casas han colaborado para que Brinzal pueda continuar con su labor. Hemos superado los 800 socios y socias en toda la historia de Brinzal y hemos recibido 110 peticiones de apadrinamientos tanto recuperables como irrecuperables, no está nada mal. Además, han sido muchas las personas que, bien online o bien en la caja de donativos del centro, han contribuido con una donación económica desinteresada.
En redes sociales cada vez nos acompaña más gente que se interesa por nuestro trabajo y por las rapaces nocturnas. Hemos alcanzado los 9112 seguidores en Facebook, 4356 en Twitter, 3090 en Instagram y 209 en Youtube. Y la cosa no se queda aquí, cada día más y más gente se apunta a nuestra aventura nocturna.
El año que termina nos ha puesto a prueba de muchas maneras, muchos familiares, amigos y conocidos se han quedado por el camino, para todas ellas nuestro recuerdo. Esperamos que el año que comienza traiga mejor fortuna y nos permita volver a disfrutar de todo lo que este año nos ha estado vetado. Seguiremos luchando con toda nuestra fuerza por dar una segunda oportunidad a la fauna silvestre herida. Lo haremos además celebrando el 35 aniversario de Brinzal, que esperamos cumpla muchos más.
El equipo de Brinzal os desea un muy feliz año 2021.