Aun quedan unos días para el comienzo oficial del verano, pero en Brinzal ya tenemos muy claro que la época estival ya está en marcha. En las últimas semanas, a las decenas de volantones de gorriones, mirlos, estorninos, urracas y palomas torcaces, y a las decenas de pollos y volantones de cárabos (Strix aluco), búhos reales (Bubo bubo) y búhos chicos (Asio otus) que hasta ahora habían ingresado en el centro, se empezaron a sumar los primeros volantones de mochuelo europeo (Athene noctua).

Pero ha sido durante este fin de semana cuando hemos recibido el ingreso de las dos especies que dan el pistoletazo de salida al verano y que se traducen en un aumento exponencial de nuestro trabajo.

Por un lado ingresaron los primeros pollos de vencejo que, desde las alturas donde se encuentra su nido, se tiran debido al exceso de calor mucho antes de estar listos para volar. Estas pequeñas pero intrépidas aves que pasan casi toda su vida en vuelo, han de ser alimentadas manualmente unas 5 veces al día hasta el día de su liberación. Antes de la misma, deben muscularse, lo hacen a través de microvibraciones musculares y les ayudamos en nuestra instalación circular, donde pueden volar de forma ininterrumpida.

La otra especie a la que nos referimos es el Autillo europeo (Otus scops), la más pequeña de las rapaces nocturnas que visita nuestras tierras desde África para criar aquí. Los pollos de autillo suelen empezar a explorar el entorno de su nido, bajo supervisión de sus padres, a las pocas semanas de vida, antes incluso de aprender a volar. Por esta razón, debemos asegurarnos de que un volantón necesita nuestra ayuda. Sólo si está herida o en un lugar que pueda resultar conflictivo debemos cogerla y llevarla a un centro de recuperación.

En Brinzal suponen, al igual que los vencejos, un gran esfuerzo, ya que hasta que podemos pasarlos con sus padres adoptivos, que se encargarán de criarles y enseñarles todo lo necesario para su supervivencia, debemos asegurarnos de que no portan enfermedades y que su condición física es la mejor posible.

Además en la ciudad de Madrid, el autillo se ve afectado por un parásito que afecta únicamente a los pollos. Esta parasitosis se manifiesta a través de unas secreciones blanquecinas en la zona de la boca, que poco a poco va creciendo hasta obstruir toda la cavidad provocando la muerte por inanición y deshidratación. Esto supone un esfuerzo extra que no siempre se ve recompensado con la recuperación.

Encuentres el animal que encuentres, asegúrate de que necesita tu ayuda y si es así ponte en contacto con profesionales. No le des de comer, beber o intentes tratarlo.